La dislexia es una dificultad del sistema nervioso que se manifiesta en el ámbito comunicativo que presenta a edades tempranas con síntomas. Se manifiesta mediante dificultades en el habla, la escritura y la lectura, además de formas de comportamiento, que debemos detectar a tiempo para identificar la dislexia en niños.
La dislexia puede ser fruto de la herencia genética, problemas en el embarazo o el parto, lesiones cerebrales y también problemas de adaptación en la escuela.
Para identificar la dislexia en niños debemos tener en cuenta los siguientes síntomas que pueden aparecer en diferentes grados:
- Restraso a la hora de aprender hablar o inseguridad en la expresión oral.
- Mayor habilidad manual que lingüística.
- Dificultades para aprender rimas, recitar el alfabeto o hacer puzzles.
- Falta de coordinación: Confusión de la izquierda y la derecha y problemas con el esquema corporal.
- Falta de medida ante el peligro.
- Desorganización, distracción, indisciplina y conductas de huida
- Ansiedad, frustración o sentimiento de culpa o de inferioridad
- Fracaso escolar
- Violencia en el colegio
En la escritura y la lectura es donde más evidentes pueden hacerse los síntomas de la dislexia en niños:
- Errores en la lectura, dificultad de comprensión y problemas para leer palabras sencillas y confusión de silabas como le y el o la y al.
- Lectura más lenta de lo normal o saltándose palabras y renglones.
- Uso de una palabra en lugar de otra que conocen.
- Forma extraña de escribir, añadiendo, quitando o alterando el orden de letras: No es alarmante que un niño presente los errores ortográficos comunes de su edad. El problema aparece si altera letras parecidas como la m y la n, la p y la g, la u y la v, la b y la d… o si añade letras a las palabras.
- Escritura tachada o repasada y con falta de signos de puntuación y mayúsculas en la escritura.
- Confusión de palabras similares fonéticamente.
Una vez identificada la dislexia en un niño, la familia tiene un papel fundamental a nivel emocional y social. Es aconsejable que se asuma con normalidad dentro del núcleo familiar para no transmitir mayor ansiedad al niño o niña. Los padres deben apoyarle en los momentos de fracaso pero sin llegar a la sobreprotección y tener paciencia para seguir su ritmo de aprendizaje. Es importante también mantener un contacto directo con la escuela y colaborar con ella en lo que sea necesario.
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